Viernes 13 y mi cumpleaños feliz

Me ha tocado celebrar mi cumpleaños en varias ocasiones siendo viernes 13. Uuuuuu. Mala suerte, película chafa de terror (eso digo ahora pero que tal cuando era niña y no queria ir a dormir para no tener un Freddy en mis pesadillas...), connotaciones negativas, sobre todo la de la mala suerte... El caso es que recuerdo más de un viernes 13 que haya sido mi cumpleaños. En esta ocasión, celebro 28 nuevamente en uno más.
Curiosamente el trece ha estado ahí, escondido a lo largo de mi vida... la letra M de Mónica es la 13 del alfabeto, 4º "13" de primaria, 13 en la dirección de casa de mis padres, y de repente, me topo con 13 tonos galácticos, cargados de misticismo, profundidad y misterio. Y algún día comprendí que el 13 no es un número de mala suerte, sino todo un vehículo, un número mágico y sin duda, la base de la evolución de la mente.
El trece era considerado por los Mayas como 12+1, siendo este "1" el factor que posibilita el retorno al principio del ciclo y permite su trascendencia. Es lo que vuelve a cada proceso, un ciclo. Y comprender y vivir las cosas como ciclos, logra que nuestra mente se adapte a nuevos patrones mentales y que reconozca los viejos para poder desecharlos, por lo tanto podemos volvernos más observadores de la mente durante el ciclo y más concientes del mismo.
He escrito sobre ondas encantadas pues percibo y he comprobado que es la mejor manera de entender de que va todo esto del mensaje maya sobre el tiempo por un lado y por otro, el camino a esa evolución que debemos tener como seres individuales, para atravesar de la mente individual a la colectiva. Es el poder del trece. Y creo que sigue escondiendo información.
Por lo pronto seguiré escribiendo sobre las ondas encantadas para que todos evolucionemos juntos y expandamos nuestra conciencia del tiempo. Y de todo lo demás.
Gracias a todos los que recordaron mi cumpleaños y se tomaron un momento para hacérmelo saber. Gracias.