Qué momento!
Mucho amor por tomar tierra, por escurrirse profundamente en nuestras vidas, por inspirarnos, por curarnos, por reparar.
Soltar, nuevamente soltar, para poder recibir todas las bendiciones que la Tierra tiene para cada uno de nosotros. Tiempos de reconocer a este planeta y su manera de entregarse, de amarnos. Momento para encarnar los sueños, vivirlos y trabajarlos.
Terminó la Onda encantada de la Semilla, la cual es una de las dos
del Tzolkin plagadas de días portal, 10 días seguidos cargaditos de
energía potencial para sembrar y florecer. Bueno, que se ha terminado y
llega el sello de la Tierra a, literalmente, aterrizar toda esta
energía.
La
Tierra tiene las cualidades de sincronizar, navegar y evolucionar. Todo
debería moverse y el movimiento permite una evolución natural, esta es
la enseñanza medular del sello de la Tierra. El movimiento sincroniza,
detenerse representa dejar de fluir y por lo tanto, entorpecer todo
avance. La Tierra nos invita a permitir dicho movimiento, no es
necesario accionarlo, sino dejar que suceda.
Además estamos en pleno solsticio, acá en el norte, los días han sido cada vez más largos, hasta hoy. En el sur, han estado cada vez lo más luminosos. Durante tres días el Sol aparecerá en el mismo punto en el horizonte para comenzar, a partir del 24 de diciembre (Sol autoexistente amarillo) a salir en dirección inversa. Los días se alargarán paulatinamente en el hemisferio norte y se irán acortando en el sur.
La luna nueva en Capricornio marca un cambio de atención y ritmos hacia cuestiones más prácticas, terrenales, materiales. Las ideas pueden aterrizarse, concretarse; los sueños están prestos a hacerse realidades; el exceso de pensamiento derramar en olas de creatividad; las emociones ser el cauce para sanar y vibrar desde, y hacia, el amor. El cierre del gregoriano es aquí y ahora, lo que sigue en festividades es la celebración a este evento.
Dejamos ir todo lo que hemos estado soltando de vez en vez, oportunidad para agarrarse del cambio y permitirlo y aligerar las cargas o mejor aún, esfumarlas por completo. Decretamos aquí y ahora el éxito de todos nuestros proyectos creativos inspirados desde el corazón y
El
propósito de este viaje de trece días que comienza hoy (Tierra magnética
roja, 21 dic) es ser un@ con la navegación, es decir, no cesar el movimiento, no cesar el crecimiento. Ser un@ con la sincronía como orden natural de la vida. Ser un@ con la Tierra, este planeta, este entorno en el que no cabe la separación sino la integración de todo lo que es.
El
reto es abrir nuestras miradas y abrazar cada reflejo (Espejo lunar blanco, 22 dic). El Espejo muestra y lo único que hay que hacer
es mirar en su claridad, quizá nos toca retirar velos, pero el reflejo
ahí está. Agradecer que podemos mirar.
El
servicio para este viaje consiste en poner nuestra propia energía a
disposición del cambio constante, el perfecto movimiento (Tormenta eléctrica azul, 23 dic). Una vez más, permitir. La Tierra se mueve y nosotros con ella,
si cedo mi energía potencializo los efectos de este movimiento y
promuevo mi propia auto-generación, es decir, recibo, doy, recibo, doy, fluyo.
La forma de servir es siendo amorosos y luminosos con los demás (Sol auto-existente
amarillo, 24 dic). Se trata de aportarnos nuestra propia luz, de creer en nosotros mismos y amarnos por lo que somos. Demostrar con el ejemplo, que se puede elegir el amor. Excelente día para practicarlo, en pleno festejo navideño.
Lo que nos empodera es
buscar y propiciar la nutrición de todas nuestras dimensiones (Dragón
entonado rojo, 25 dic). Lo que me doy, se vuelve nutritivo
para la colectividad. Si nutro el espíritu, se nutre el espíritu de la
comunidad, si nutro mi cuerpo, puedo participar activamente en ella,
etc. Mientras más doy, más recibo, mientras más receptivos somos, más tenemos para dar.
Nos
organizamos al comunicarnos (Viento rítmico blanco, 26 dic). Expresar
mis necesidades y deseos organiza desde las ideas hasta los días
enteros. A nivel físico y energético la respiración balancea y equilibra
y nos permite percibir dónde fluimos y dónde no.
Que nos inspiren nuestros sueños (Noche resonante
azul, 27 dic). Soñar significa que nos movemos. Los sueños nos
sincronizan y nos impulsan. Esta inspiración activa la intuición y nos
arroja a un fluir más grande, a alinearnos con las vibras del planeta.
Practica soñar, practica la intuición, practica creer en tu propia abundancia.
Me
armoniza integrar la atención consciente a mis días (Semilla galáctica
amarilla, 28 dic). Mantener un estado alerta, despiert@s, activ@s y
conscientes del presente, ordena y eleva nuestra energía y nos permite
vivir de acuerdo a ritmos y patrones naturales, a tener los pies en la Tierra.
Alinearme
con ciclos naturales y moverme fluyendo con lo que llega y se va,
expande mi energía vital (Serpiente solar roja, 29 dic). Sigo mis
instintos para poder sentir por donde moverme, pero permito siempre el
movimiento, pues me lleva a vivir, más allá de sólo sobrevivir.
Reconocer la zona de confort y permitirme ir hacia lo desconocido me
ayudará a conectar con las intenciones del corazón.
Dejar que se manifieste la sabiduría de los
ciclos al observar todo aquello que ha de irse (Enlazador de mundos
planetario blanco, 30 dic). Incorporar el concepto de "muerte
simbólica" para revisar todo proceso en el que estamos estancados y
poder abrir nuevos espacios tras dejar ir. Estas acciones conscientes
perfeccionan nuestra alineación voluntaria con esa evolución colectiva.
Soltar
todo aquello que creemos que sabemos (Mano espectral azul, 31 dic)
nos ayuda a querer saber más. Aprender cosas nuevas o por lo menos
acercarnos a otros caminos u otras maneras de percibir la vida, abre
esos espacios en los que el Enlazador ha marcado el cierre. Esto, a su
vez, representa una sanación profunda. Observar a qué
estamos aferrados y aprender a dejar ir, a abrir las manos y dejar las resistencias.
Dedico la belleza que yo soy a la comunidad (Estrella cristal amarilla, 1 ene 2015). No se trata de dar lo que me sobra, sino de dar lo mejor de mí,
lo que más me gusta y lo que me hace sentir el brillo interior. Eso es lo que mi
comunidad necesita, mi personal arte, mi elegancia única: mi belleza apreciada por mí mism@. Así coopero con la evolución propia, de las comunidades a las
que pertenezco y del planeta en general.
Y perdura ese movimiento constante, ese cambio cíclico, el correr de las aguas (Luna cósmica roja, 2 ene). Lo que deseo crear, lo expando dejándolo ser, no detengo nada, al contrario, permito que todo se mueva, a veces lento y otras caótico, el movimiento se mantiene. Acepto las caídas, los valles, las subidas, las cimas, los días soleados, los nublados, el frío, el calor, la alegría, la tristeza, lo abrazo todo porque es el cambio el que me recuerda que estoy viva, aquí y ahora, a súper velocidad sobre una gran nave, con mi traje espacial bien puesto, haciendo lo poquito que puedo, la misión que sólo yo podría hacer: mi don.
Buen viaje, felices ciclos, felices inviernos, felices veranos,
In Laak'ech!
Monique
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